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Sanando vidas pasadas a traves de sueños



Anoche tuve un par de sueños muy vívidos que más bien parecían regresiones. Al parecer hice un ejercicio para sanar esas enormes heridas que la humanidad entera puede causar a una sola persona sin siquiera darse cuenta del impacto que generan en una vida. Fue un proceso muy duro, doloroso y sufrido;  pero necesario para comprender el por qué puedo ser quién soy ahora. Me demostraron la capacidad que tenemos individualmente para dejar ir los rencores y perdonar desde el corazón, trabajando como un todo en pro del bien común.


En el primero soñé que vivía en un país asiático hace muchos años, era un templo hermoso vivía con mi Alma Gemela. Todo era paz calma y armonía. Me tocaba cuidar ese lugar, por alguna razón me encargaba de tener todo en orden. Yo era muy pequeña pero sabía el sentido con el que hacía mis labores en ese sitio. Estaba él alegrando mis días como siempre lo ha hecho, dándome mucha felicidad y risas. Era alguien muy importante en ese templo. De un momento a otro entro una turba de gente queriendo acabar con todo, buscando esa joya importante que representaba mi Alma Gemela; habían muchos gritos, escándalos, muertes. Yo lloraba por la miseria humana que contemplaban mis ojos y sufría por que sabía a quién buscaban y para qué lo querían. Un dolor inmenso se apoderó de mi alma al no poder comprender la manera en las que actúan muchas personas. Afortunadamente él pudo huir de ese lugar. Lo deslizaron por una liana dentro una cesta a través de unas montañas. Pude ver como se alejaba. De la misma manera como entraron salieron sin pensar en el daño tan grande que le hicieron a muchos. Yo permanecí en ese lugar llorando su ausencia hasta morir de tristeza.

El segundo sueño se desarrolló en la Italia de hace varios siglos al contrario del anterior yo era muy mayor, estaba dentro de una casa donde las paredes estaban escritas, habían letras por todas partes. Estaba allí esperando el regreso de mi Alma Gemela, pues él me prometió que lo haría antes de partir. Mantenía los recuerdos vivos de su paso por ese lugar. Me recreaba relatando todo lo que él hacía en cada sitio, lo feliz que fui y la promesa de esperarlo hasta el final.  Nuevamente un montón de personas me separaron de ese lugar. Me obligaron a dejar el sitio de espera y yo no quería. No deseaba, me aferraba a las paredes y gritaba que me dejaran que no destruyeran nuestro lugar. Cualquier esfuerzo fue en vano. Era solo una viejita peleando contra un pueblo entero. Volví a morir de tristeza.

Al final de ambos sueños pude ver en un salón oscuro una flor de loto morada con muchos pétalos abriéndose paso entre la oscuridad, mostrando su belleza y perfección.
Desperté en la mañana con la sensación de haber trabajado toda la noche, con muchísimo cansancio, con la tristeza a flor de piel por lo que había experimentado en los sueños pero con una duda qué despejar: 
“El significado original del loto se extrae de la siguiente similitud: así como la flor de loto se abre paso desde el fondo de la oscuridad del estanque, sube a la superficie del agua y se abre después de haberse elevado por encima de su nivel, sin mantener contacto ni con la tierra ni con el agua, a pesar de haber nacido de ellas, así el espíritu, nacido de este mundo, abre sus pétalos, sus cualidades, después de haberse liberado de la corriente burbujeante de las pasiones y de la ignorancia y de haber transformado las fuerzas tenebrosas de las profundidades en la pureza clara del néctar de las flores, la consciencia iluminada, la incomparable gema en la flor de loto”. 

Así al final de todo pude comprender que “Si el empuje hacia la luz no estuviera ya latente en el germen escondido en la profunda oscuridad de la tierra, el loto jamás tendería hacia la luz...”

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